martes, 11 de noviembre de 2014

Las fiestas de Huelva

Hace escasos meses la ciudad ha celebrado las Fiestas Colombinas y la Velada en honor a la Virgen de la Cinta, patrona de la ciudad, y en dos meses tendrán lugar las fiestas patronales con motivo de la festividad de San Sebastián. Por esta razón, he querido compartir una reflexión en torno a las Fiestas Principales de la ciudad, que a mi juicio, representan modelos estancados que necesitan de una revisión.

En relación a las Fiestas Colombinas hay que comenzar por reconocer que, de un tiempo a esta parte, cada agosto se reeditan debates, como el de la conveniencia de trasladarlas al 12 de octubre, el de incorporar una feria de día, el de recuperar la diluida identidad americanista...en definitiva, debates que ponen de manifiesto cierta crisis del modelo actual. A esto hay que añadir que en los últimos años han sido varias las veces que las Colombinas han cambiado de recinto -parece que el actual no será el último- o que el número de casetas depende en exceso de la participacion de las hermandades, con el riesgo que esto representa, sobre todo, si se considera que algunas de hermandades han dejado de participar por considerar que la relación esfuerzo-beneficio hace a las Colombinas insuficientemente rentables.

La Velada de la Cinta, hasta hace algunas décadas de mayor relevancia que las Colombinas, tiene gran potencial. Cuando se habla de trasladar las Colombinas a octubre, se olvida que en septiembre, cuando las vacaciones languidecen y la ciudad recupera el pulso, ya contamos con la Velada de la Cinta, que se vería enormemente favorecida con un modelo más acertado de fiesta, con mayor personalidad, con un perfil más nítido, mejor dibujado. A esto no ayuda, por ejemplo, que la Velada actual se estructure en dos escenarios, La Orden y La Merced, dos recintos improvisados que no reúnen las mejores condiciones y que dividen la presencia del público.

Las Fiestas de San Sebastián, cuya procesión es noticia en los últimos años por la falta de colaboración económica del Ayuntamiento, tampoco tienen un perfil bien definido. La falta de un recinto adecuado, sin duda, es uno de los motivos que impiden que las actuales fiestas se desarrollen con mayor esplendor, porque es una circunstancia que no favorece la participación. San Sebastian es una fiesta que parece sobrevivir por la nostalgia de un ayer que se ha perdido para no volver y está necesitada de repensar un modelo que mire al futuro, que la dote de nuevos atractivos y consiga la participación y la complicidad de los onubenses. Contar con la colaboración de las hermandades establecidas en la propia Parroquia de San Sebastián, la Ermita de la Soledad y la Mayor de San Pedro puede resultar de gran ayuda en este empeño.

Hay ciudades, en el Sur y en el Norte (Sevilla, Málaga, Valencia, Pamplona, Bilbao, San Sebastián, Zaragoza...), que han sabido convertir sus fiestas mayores en un reclamo para los turistas, en eventos que contribuyen a crear marca de ciudad y que suponen un estímulo para la economía local. En Huelva, en cambio, las Fiestas Colombinas y la Velada de Cinta no terminan de despegar. En esta tesitura, podemos seguir haciéndonos trampas al solitario aferrados a una lectura optimista que infla, año tras el año, el número de visitantes o podemos abrir un debate en la sociedad onubense, amplio y participativo, con el objeto de decidir qué modelo de fiestas queremos.

1 comentario:

  1. ¿Modificación de las tradiciones? Que estamos perdiendo el Norte es una realidad, en cuanto a lo que fueron las Fiestas Colombinas, creadas como conmemoración de la partida de las Tres Carabelas y concebidas como un acontecimiento cultural de hermanamiento con países iberoamericanos ¿Dónde quedaron esas fiestas dedicadas a Colombia, Argentina y otros países americanos?, ¿Por qué sigue sin venir El Juan Sebastían Elcano y los buques de guerra que provocaban esas enormes colas de onubenses deseosos de visitarlos?, ¿Dónde han quedado esas exposiciones dedicadas a los países nombrados y sus visitas de embajadores?, y ¿Qué fue de esos vistosos desfiles?, ¿Dónde han quedado las señas de identidad que nos diferenciaban de las ferias veraniegas?, ¿Acaso piensan que con asemejarse a una feria van a conseguir que algún intrépido baile sevillanas a las 14.00 de la tarde en agosto debajo de una chapa de uralita? Por otro lado, siguiendo con las fiestas de Huelva, y pese a que nos encontramos en un momento de crisis de fe, aumentando de manera muy rápida el agnosticismo en nuestra sociedad actual, añado que decir Huelva es decir Cinta, pese a que en los últimos años se ha modificado todo esto en algo, no sin cierta controversia. El adjetivo popular que hemos venido utilizando para hablar de los traslados de la Virgen camufla, para muchos, un poco de anarquía del cortejo pues no cumple con los cánones típicos de una procesión, para otros es el día del pueblo de Huelva, que acompaña a su patrona de una forma sencilla, emotiva y multitudinaria. Hay quienes la califican de cateta o de auténtica, aunque lo cierto es que al celebrar la procesión solemne, se cumple el expediente protocolario, y los traslados pasan a ser del pueblo completamente, además de forma contundente. Desde mi punto de vista, y reforzando tú comentario, que los dos escenarios principales de las fiestas se lleven a cabo en lugares donde no está la Virgen es un error; todos o casi todos los pueblos y ciudades celebran sus fiestas patronales en el entorno de la iglesia dónde ésta se encuentra y mas aún si durante todo el año esta tan lejos de la ciudad.Si a esto, añadimos la dificultad de los espacios, la escasa capacidad de los mismos, la acústica..., nos quedamos con un estado bastante incierto en cuanto a las fiestas. Abramos ese debate, que todos/as participemos. ¿Qué quiere Huelva?

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