viernes, 9 de diciembre de 2016

El buen momento de la Hermandad del Calvario

La Hermandad del Calvario presenta estos días el nuevo manto de la Virgen del Rocío y Esperanza entre los elogios de entendidos y cofrades en general. Su autor es Francisco Carrera Iglesias 'Paquili', noticia estos días porque ha conmemorado con una exitosa muestra en el Ayuntamiento de Sevilla los cuarenta años de su taller de bordado.

El nuevo manto de Rocío y Esperanza no es fruto de la casualidad, sino del trabajo diario de una corporación que ha hecho del grupo humano la clave de su éxito. Todo lo que el Calvario está pariendo en los últimos tiempos para la Semana Santa onubense es fruto del trabajo, comprometido y gustoso, del colectivo.

Hace décadas las hermandades dependían de la generosidad de sus benefactores para aumentar el patrimonio. Pero el mundo de hoy es muy distinto y la mayor parte de ellas necesita tener bien engrasada su maquinaria para vivir momentos de esplendor. 

Foto: Pasión en Sevilla
El Calvario tiene la suya a punto; lo demuestra en los actos y cultos que celebra a lo largo del año. Pero, sobre todo, lo demuestra en el día a día, tan anodino a veces para las hermandades. 

Mención especial merece la inteligente gestión de la casa de hermandad, en la que propios y extraños son acogidos con amabilidad y encuentran, desde la primera hora, un lugar de referencia para pasar un rato agradable entre amigos. 

La cofradía del Lunes Santo, a día de hoy, no es solo la Junta de Oficiales. Es mucho más. Todo el que quiere encuentra su sitio y se siente cómodo aportando lo que sabe o puede aportar. De ahí que las Juntas pasen, pero el colectivo y el proyecto de hermandad permanecen. 

Con esta difícil facilidad la corporación ha alcanzado un inusual y sabio equilibrio que le ha permitido crecer desde la suma y en un corto espacio de tiempo completar uno de los juegos de bordados de palio más interesantes de la Semana Santa onubense; adquirir una casa de hermandad; aumentar el número de hermanos que realizan estación de penitencia el Lunes Santo -pese a tratarse de una cofradía de negro-; redoblar la obra social...

No hay descanso. Hay ilusión, compromiso y trabajo. Por eso a cada meta le sigue otra nueva y a cada éxito le sucede otro mayor. Lo próximo: abordar la mejora del paso de Cristo.

Como digo, el Calvario presenta estos días el nuevo manto de la Virgen del Rocío y Esperanza. Pero lo verdaderamente importante es el colectivo que lo ha hecho posible. Ahí radica la clave del buen momento que vive la Hermandad. Largos éxitos.


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