A falta de unas horas para que la primera Cruz de Guía
se ponga en la calle y de comienzo la Semana Santa , para muchos onubenses la más
especial de cuántas tiene el año, la que emociona en lo más hondo, la que saca
a la calle a miles de onubenses durante todos los días, la que Huelva renueva cada
año como un rito que atraviesa el tiempo, siento la necesidad de agradecer su
dedicación a todas las personas que la hacen posible.
A esos hombres
y mujeres que trabajan discretamente durante todo el año en el anonimato de las
casahermandad: a los que piensan los altares de cultos y a los que montan esas
arquitecturas efímeras, a los que se pasan las Colombinas frente a una plancha
o sirviendo cervezas, a los que limpian la orfebrería tras la estación de
penitencia, a los que buscan los predicadores para los cultos, a los que
preparan las verbenas y las Cruces de Mayo, a los que están pendientes de
ataviar las imágenes durante el año, a las juntas de oficiales que se reúnen
durante los meses de verano, a los grupos jóvenes que se mueven con la fuerza
del entusiasmo, a los componentes de las bandas, a los grupos de acólitos...
La mayoría de
las veces el trabajo de estas personas pasa desapercibido y otras, no pocas, es
juzgado con severidad. Pero hoy, a escasas horas de que comience la Semana Santa , siento
la necesidad de reconocer a las personas, de la primera a la última, que con su
trabajo hacen posible el espectáculo único que representa la Semana Santa.
Ha llegado el
momento de disfrutar de lo que tanto nos gusta con la mejor disposición
posible, buscando los momentos, las emociones, lo sublime...y dejando a un lado
ese defecto que a veces nos impide disfrutar plenamente de lo que tanto nos
gusta.
Disfrutemos con
toda la plenitud que sea posible de todos y cada uno de estos momentos. Porque
muy pronto será Domingo de Resurrección y habrá que esperar un año para que
suceda, otra vez, el milagro de la Semana Santa. Buena
estación.
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