La decisión de la CUP de
rechazar el proyecto de presupuestos presentado por el gobierno de la
Generalitat y todo lo que esta postura trae consigo ofrece una esclarecedora
enseñanza de cara a las elecciones generales del 26-J. Antes de proseguir
quiero recordar que la CUP y Podemos no son la misma cosa (la formación de
Pablo Iglesias se engloba, para las elecciones catalanas, en la coalición
Catalunya Sí que es Pot y no en la CUP). Pero aunque Podemos y la CUP no son la
misma cosa entre ambas formaciones sí que existen similitudes que merece la
pena subrayar: de un lado, ambas formaciones pueden considerarse exponentes de
la nueva política populista que se nutre del desencanto de parte del electorado
(la CUP no es un partido de nuevo cuño, pero sí es un partido recién
consolidado electoralmente). De otro, ambas formaciones comparten la
radicalidad de sus postulados.
Hecha esta importante
apreciación sobre las diferencias y similitudes entre la CUP y Podemos, vayamos
a lo importante ¿Qué enseñanza podemos extraer de lo sucedido en Cataluña de
cara al 26-J? Sin ninguna duda, los riesgos que siempre entraña confiar en un
partido nuevo y radical del que se desconoce lo sustancial, porque no tiene
tras de sí una contrastada experiencia de gobierno.
Me explico. La
negociación entre Junts pel Sí y la CUP para que la formación anticapitalista
posibilitase un gobierno de Junts pel Sí fue ardua; tanto que el acuerdo se
alcanzó sobre la campana, cuando la repetición de las elecciones parecía
inevitable. A cambio de su apoyo, la CUP consiguió un suculento 'botín' que
incluía, entre otras cosas, la renuncia de Artur Mas a la presidencia de la
Generalitat. Es decir, Junts pel Sí dejó mucho en el camino por alcanzar el
acuerdo con la CUP y a cambio de tan importantes cesiones la estabilidad del
govern parecía más que garantizada.
Pero hete aquí la
sorpresa cuando, a las primeras de cambio, a los 6 meses del acuerdo político
que propició la investidura de Puigdemont y después de lo mucho que Junts pel
Sí ha puesto en el asador, la CUP ha hecho saltar por los aires la alianza
entre ambos partidos al votar en contra de los presupuestos.
Teniendo tan
recientes los frívolos acontecimientos que han situado en la inestabilidad la política catalana, me pregunto ¿Quién se atreve a afirmar que
Podemos no actuará como ha actuado la CUP en Cataluña? ¿Acaso la formación
morada no ha dado ya muestras suficientes de que es capaz de cualquier cosa con
tal de conseguir sus objetivos políticos? ¿Alguien puede afirmar a día de hoy
con un mínimo de rigor que Podemos es un socio fiable? ¿Alguien cree a estas
alturas en la palabra de Iglesias?
Lo dicho: Podemos es
todo un experimento.
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