Hoy se celebra la sesión constitutiva del
Parlamento de Andalucía. Casi un mes después de los comicios del 22-M, tras dos
rondas de contactos con los partidos políticos que han obtenido representación
en el Parlamento de Andalucía y después de haber dado audiencia a los agentes
sociales y económicos de la Comunidad, la investidura de Susana Díaz -la clara
vencedora de las elecciones andaluzas- sigue sin reunir los apoyos necesarios
para resultar elegida presidenta.
En Andalucía y
en el resto del país se ha hablado mucho en los últimos meses de la llegada de
un nuevo tiempo político en el que las mayorías absolutas dejarían paso al
acuerdo y al pacto. Pero viendo lo que ocurre en Andalucía bien podría
afirmarse que nada ha cambiado y que algunos partidos continúan sacrificando el
interés general frente al de partido, siguen sin mostrar voluntad de acuerdo y
consenso y siguen sin poner en primer término la opinión de la ciudadanía.
En un Parlamento
de Andalucía marcado por la ausencia de mayoría absoluta, y en el contexto
actual de hartazgo y desafección, la voluntad de diálogo y acuerdo de los
partidos políticos debiera de ser inquebrantable. Sin embargo, ante
la inminencia de las elecciones municipales del 24-M, las estrategias se están
definiendo en clave partidaria, más que de interés general.
Susana Díaz fue
la clara vencedora de las elecciones andaluzas. No hay ninguna duda al
respecto. Si la líder del PSOE llega a las municipales del 24-M habiendo sido
investida presidenta sin resistencia y con las instituciones de gobierno de la
Comunidad funcionando con normalidad, pese a no disponer de mayoría absoluta en
el Parlamento Andaluz, su talla política crecería aún más. Esto es precisamente
lo que PP, Podemos y Ciudadanos intentan evitar a toda costa. De ahí que, con
independencia de lo expresado por los andaluces en las urnas, estén retrasando
deliberadamente la investidura de Susana Díaz con el único propósito de
desgastar la imagen de la líder del PSOE de cara a las próximas municipales para
así arañarle un puñado de votos.
Si las
elecciones del 22-M no estuvieran a la vuelta de la esquina, muy probablemente
el comportamiento de PP, Podemos y Ciudadanos sería distinto. Pero, como digo,
ante la inmediatez de las municipales el interés partidario está pesando más
que el interés general.
Sea como fuere,
llegar a las elecciones municipales -es decir, dos meses después de la
celebración de las elecciones andaluzas- sin haber elegido presidenta y sin
haber formado gobierno es, a mi juicio, una situación profundamente
irresponsable y antidemocrática. Más aún, en el actual contexto de
desafección.
A los andaluces
se les formuló una pregunta el 22-M y la respondieron democráticamente con su
voto. Los andaluces, por tanto, ya han hablado. Ya han dicho lo que tenían que
decir. Ahora es el turno de los partidos, que deben respetar la voluntad
'sagrada' que los andaluces han expresado en las urnas y trasladarla a las
instituciones de gobierno de la Comunidad hasta hacer posible su normal
funcionamiento. En eso consiste la democracia. No
hacerlo es 'secuestrar' la voluntad de la ciudadanía andaluza por un interés
partidario. Y esto es profundamente irresponsable y antidemocrático. Más aún, en
el actual contexto de hartazgo y desafección.